Vergel

Un encuentro con el poder liberador del arte[1]

Por Verónica Gómez[2]

En el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, tres artistas plásticas (Catalina León, Florencia Rodríguez Giles y Verónica Gómez) proponen a los niños y adolescentes internados sumergirse en la aventura y el desafío de pintar un cuadro. En la sucesión de encuentros, la experimentación artística ocupa un lugar vital que le permite al niño correrse de su lugar habitual de paciente, conectándose con su capacidad de simbolizar y recuperando el placer por el juego, elaborando las imágenes de un universo propio que lo impulsa a situarse como protagonista en el aprendizaje de un lenguaje específico que lleva a transformar el espacio del hospital en un espacio creativo. Aquí nos cuentan la historia del proyecto, sus objetivos, sueños y experiencias.

 


El nacimiento de un vergel

 “Tener un jardín, es dejarse tener por él y su eterno movimiento de partida. Flores, semillas y plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una tarde de verano, para verlo excediéndose de sí…” Para comenzar el relato nos estimula recordar estos bellísimos versos de la poeta Diana Bellesi porque resuenan de una manera muy clara y muy gráfica con la tarea que nos proponemos como integrantes de Vergel. ¿Cómo nació este jardín? Repasemos brevemente su historia:  

 Vergel nació en 2010 cuando Catalina y Florencia decidieron darle un formato más definido a ciertas experiencias que venían desarrollando. Catalina venía trabajando como acompañante voluntaria en Cuidados Paliativos desde 2006 y un par de años después formaría con Florencia un grupo de estudio sobre arte y tanatología. La principal preocupación entonces era cómo relacionar estas reflexiones filosóficas con la vida cotidiana. Así fue como, en el año 2010, surgió Vergel, que eligió para sus prácticas el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Al año siguiente Catalina y Florencia me invitaron a sumarme al proyecto y decidí, para complementar mi formación docente, asistir al curso de “Cuidados Paliativos Pediátricos” en el mismo hospital. 

 Vergel forma parte del equipo de Cuidados Paliativos del hospital, que es el área de la medicina que brinda atención y cuidado integral a pacientes que padecen enfermedades que no responden a tratamiento curativo o enfermedades crónicas limitantes para la vida. El objetivo de los cuidados paliativos es atenuar el dolor y mejorar la calidad de vida.

 Fue importantísimo en la génesis y mantenimiento del proyecto el apoyo de las empresas Seurat y Eterna, quienes donan los materiales (bastidores y acrílicos) para trabajar con los chicos y chicas. Nos interesa que los materiales sean de excelente calidad, pues le da cierta profesionalidad a la práctica que es muy estimulante para los chicos y chicas.

 El año pasado recibimos una Beca para Proyectos Grupales del Fondo Nacional de las Artes, la cual es un valioso reconocimiento y difusión para nuestro trabajo. También hemos recibido donaciones de libros de arte para nuestra biblioteca en el hospital y colaboraciones de diseñadores, amigos y particulares que se entusiasman con el proyecto. Cada participación, por granito de arena que sea, es valiosísima para nuestro trabajo.

 Pintando en el hospital

Si la principal preocupación de una persona internada es la cura, la segunda es, indefectiblemente, qué hacer con el tiempo de la convalecencia. Algo maravilloso que comprobamos una y otra vez en el trabajo en el hospital es cómo se transforma ese tiempo de espera en un tiempo activo, un tiempo donde el chico o la chica es protagonista de un suceso que no es su enfermedad y donde toma decisiones, se hace dueño/a de un mundo propio y singular que se va nutriendo en el intercambio. El arte apela al aspecto vital del paciente, a su capacidad y derecho a seguir aprendiendo, descubriendo y descubriéndose, aún tratándose de la etapa final de su vida.

Desarrollamos el encuentro dentro de la habitación de cada chico o chica y dura de 1 a 3 horas. Llevamos bastidores, bolsos repletos de acrílicos y pinceles, cartones y libros de arte. Nos preocupa que los materiales sean bien profesionales pues la mayoría nunca ha pintado sobre tela y la posibilidad de colgar el cuadro en la habitación del hospital o llevarlo luego al living de su casa les encanta y los/as llena de orgullo. El cuadro se vuelve un objeto muy querido y visible dentro de la sala del hospital y tanto familiares como médicos/as y enfermeros/as empiezan a interactuar con esas imágenes. Entonces aparecen conversaciones que no tienen que ver con la enfermedad, ni con las dosis, ni con los medicamentos o análisis, sino con colores, formas, figuras, deseos y expresiones. Conversaciones que son motivo de alegría, tanto para los chicos y chicas como para los/as familiares y acompañantes.

Algo especialmente intenso sucede con el tiempo que dura el encuentro, las dolencias de la enfermedad quedan en un segundo plano o se suspenden y es un tiempo de mucha concentración donde la única inquietud de los/as pequeños/as artistas y la nuestra, es el color, la forma, el movimiento del espacio, la expresión exacta en la cara de un perro, el vestido flameando de una princesa, la cantidad de colores del arco iris o cómo las hojas de un árbol se vuelven amarillas en otoño. Nos proponemos crear una buena pintura, pues la calidad del resultado, si bien no es siempre lo más importante, está íntimamente relacionada con la calidad del proceso. Los y las invitamos a que resuelvan problemas pictóricos, que enfrenten desafíos y se animen a “equivocarse”, a probar y meterse en esa aventura que implica la creación de un mundo propio. Somos concientes de que todo proceso artístico es terapéutico aunque no trabajamos desde el arte terapia, pues no tenemos esa preparación ni los mismos objetivos. Nuestra experiencia como artistas y como docentes es la que nos da el marco profesional que, por supuesto, tiene fronteras muy permeables en el trabajo en el hospital y estamos constantemente atentas a lo que cada situación nos pide. Nos sirve pensar nuestro rol como el de un/a artista facilitador/a que es al mismo tiempo acompañante y cómplice.  Siempre que el chico o la chica quiera y pueda sostenemos la actividad durante todo el tiempo que está internado/a. Preferimos la modalidad de trabajo individual porque nos permite mayor capacidad de concentración, un ahondamiento en el universo de la persona a través de la pintura. Casi siempre pintamos con ellos/as, ya que compartir el proceso se transforma en un diálogo donde sus referencias se amplían, su territorio conocido se ensancha con novedades que los y las sorprenden y a veces los/as dejan perplejos/as. Y cuando un niño o niña descubre algo lo comunica con tanta alegría que es imposible no sentirse contagiado/a de ese entusiasmo. Nos interesa que ellos  y ellas puedan compartir sus trabajos por fuera del hospital con familiares y amigos/as, sorteando un poco el aislamiento que lleva implícita la internación. Por eso hemos creado un blog donde semanalmente subimos las fotos de las obras.

 Algo para atesorar

El trabajo es intenso pero después de cada jornada siempre hay algo para recordar y atesorar, algo que a simple vista es muy pequeño pero lo suficientemente poderoso para impulsarnos a volver. A veces es un chico que nos confiesa: “me van a dar de alta, quiero volver a casa pero estoy triste porque no voy a tener más mis clases de pintura”. Otras es una adolescente que no sabe ni leer ni escribir y que está muy sola, sus padres murieron y no recibe visitas excepto por una tía. Al principio, esta chica sólo se animaba a pintar un cuadro de Boca. Ahora ha logrado hacer un retrato de su tía con un detallismo y emotividad tan elocuente que ni ella misma lo puede creer. Se lo regala a su tía y es tal vez la primera vez que ella puede dar algo tan importante. La primera vez que ella es conciente de que puede hacer algo tan valioso y significativo para sí misma y para otro. El arte puede ser una vía para afianzar o restituir vínculos. Para facilitar un tipo de comunicación que a veces no puede darse a través de las palabras. Es así como se vuelve moneda frecuente que los chicos y chicas les regalen cuadros a sus médicos/as y enfermeros/as, con quienes tienen una relación muy estrecha durante la internación. O pinten en sus cuadros a aquellas personas o mascotas que extrañan, sintiéndolas así más cerca, ahuyentando soledades o miedos. También el arte es una manera de llevar los fantasmas propios a un espacio lúdico, de sacarlos y transformarlos en otra cosa. Ahí es donde lo terrible y el humor pueden darse la mano en una alianza muy saludable. Era el caso de un chico de 5 años que representaba en el cuadro jeringas e instrumentos médicos. Esos objetos que lo molestaban en la cotidianeidad del hospital, en el cuadro estaban bajo su poder y podía jugar él mismo a ser el doctor.

Planeando el futuro

Tenemos confianza en que el desarrollo y difusión de este proyecto contribuya a la instauración del arte como una herramienta complementaria de los cuidados paliativos y nos invite a reflexionar sobre el rol del/ de la artista en una sociedad. Como parte de este objetivo creamos un sitio web (www.vergelarte.com.ar) donde reunimos testimonios e imágenes que dan cuenta de la actividad.

 Desde hace un tiempo ansiamos darle al proyecto una estructura mayor, por lo cual estamos tramitando la formación de una Asociación Civil que nos permitiría recibir donaciones y cumplir con un sueño muy anhelado: lograr una retribución económica para poder sostener en el tiempo este trabajo tan intenso y también invitar a participar como docentes a más artistas. Queremos que el proyecto se amplíe y sobre todo que cada vez más chicos y chicas puedan ser beneficiarios/as de la experiencia artística durante su internación. Queremos que el proyecto crezca, se renueve y dé cada vez más frutos… ¡¡Exactamente como un vergel!!

 

 
 

Notas

[1] Las imágenes que acompañan esta nota, son trabajos producidos por niños y niñas en el marco de este proyecto.

[2] Licenciada en artes visuales, colaboradora del Suplemento Radar, en la sección Artes Visuales del Diario Página/12 y del suplemento ADN cultura, Diario La Nación, integrante, junto a Catalina León y Florencia Rodríguez Giles, del proyecto Vergel, arte en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez desde 2011 (www.vergelarte.com.ar). 


Descargar documento completo haciendo clic aquí


© 2013 Instituto de Derechos del Niño
© 2013 Área Informática y Comunicación Visual | FCJyS | UNLP